domingo, 30 de marzo de 2014

El tsunami

La propuesta jugada era vivir con otros la experiencia agitadora de ser atravesados por una pared de agua borrosa y no solo quedar de pie, sino poder contarlo. Atravesaron un largo pasillo engañoso, de un lado pared lisa, blanca, casi de hospital, del otro vidrio grueso, doble que daba a un agua turbia , para arriba y para abajo. Caminaron concentrados hasta un muro de cemento que oficiaba de compuerta a la masa líquida, allí esperaron la voz impersonal que les indicaría cuando sumergirse al otro lado, y esperar a que se levantara el dique. Algunos se quedaron quietos mirando sufrir innecesariamente a sus compañeros.

Tarea inútil

Cuando intento recuperar la imagen total, ésa la de todos los días de la escuela amada, cuando quiero unir, integrar los fragmentos de los saludos tropicales, las conmemoraciones de los homínidos, los alumnitos y los mayores, las estrellas viejas, los robots, la conciencia colectiva de ciertos momentos mágicos, los mediodías calurosos ya desde la formación de bienvenida, los colmillos pidiendo sangre, de las caras cambiadas y mudas, de algunas palabras ya domesticadas sin piedad,de los vestidos ocultos debajo del uniforme reglamentario o el chicle pertinaz, los fósiles indefectiblemente con la misma planificación todos los años del Señor, de los bellos ojos sin responsabilidad alguna, de los sobrevivientes que combatían en lugar de unirse a sus próximos, de los paraísos sin perspectiva, de infinitas piezas cósmicas,  desisto por cansancio, me gana la imposibilidad de contemplar  este universo lleno de hoyos negros y de hoyos blancos. Coincido, ahora recién lo descubro, con el físico David Bohon, que es pretender ensamblar los trozos de un espejo roto y esperar hallar un reflejo fiel. Pero como soy tozuda, no me acostumbro y persigo infatigablemente esa bandada esquiva que mi memoria no logra atrapar o quizás porque después de tanto tiempo de no conformarme con lo que parece no me resigno a renunciar a esta bandera de un solo corazón, también.

Postales

Ella viene a tejer mis tardes solitarias y lo llena todo con su desgarbada figura de adolescente, estrella suave, de voz casi blanca que comenta sin filtro cada hora de clase y habemus cada colega!, y tantos chicos por aburrir y tanto corazón por subastar. Tiembla un poco cuando algo le duele hasta las vísceras, se sonrojan sus altiplanas mejillas y el gesto de sus manos parece decir que se levanten hasta los muertos, que se vayan todos,  afuera, afuera, y en esta tarde de lluvia sobre palo verde porque todavía es verano, recupero mi pretérita adolescencia y el goce inefable de dormir la siesta del primer viernes de clases.
Ayer, después de la merienda, apareció mi compañero y con un esfuerzo descomunal intentaba barrer las palabras redondas y cálidas desparramadas por el piso de la cocina, de ésas que no pueden vivir aisladas...ni escoba nueva que barra.

Fiesta de graduación

A Daniel

Desde que comenzó el año escolar empezó a soñar con otros el enorme encuentro de alumnos del último curso del secundario. Sin carne y sin heridas, ni vendas, tampoco hilo quirúrgico. Hasta el mar alumbrado de arena y espuma fueron todos, hasta la histórica Hilda, nuestra escoba fraterna. Levantaron campamento cerca del silencioso espigón, nadie mandaba a nadie, las cosas se hacían, entre chiquitos y grandes. De pie
los estudiantes a puro corazón se agruparon alrdedor del que hablaría. A la directora queremos dirigirnos, estamos disconformes con su gestión, su estilo y el de sus poco exigentes profesores, humanistas según sus dichos, para nosotros fantoches pedagógicos, con perdón de los alfajores...así una retahíla de quejas tardías y estériles... como respuesta que no deja rastro, se escucha un "con lo que teníamos hicimos lo mejor..." cerca de las olitas amanecía un nuevo día.

lunes, 24 de marzo de 2014

Tengo sed

El sol del mediodía incendia las abrasadas arenas que circundan el brocal del pozo.Más sequía necesitaba la mujer que avanzaba con lentitud. Casi con sopor la planicie sin fin arde de amor y la mujer con ella. Avanza la enamorada, su corazón tibio repica cuando ve al hombre solitario sentado en el borde del agua milenaria. Quieta espera en el aire amarillo del mediodía. Solo existen ellos dos.Titila su pecho hecho de espera y ternura.Todo se vuelve más presente en este aire fragoroso. Levanta los hombros derrotados de tanto luchar y lo mira a los ojos mientras pensaba, ya somos dos para andar por este desfiladero... Habrá que resistir, se dice y suelta el balde al pozo.

sábado, 22 de marzo de 2014

Casa mojada

La casa entera llovía, de las baldosas líquidas el secador no descansaba, no hallábamos forma, mi compañero y yo, de parar el agua. Adentro de los cuartos invadidos luchábamos pecho a pecho con- contra la intrusa, no podíamos estar juntas, afuera sí, hasta es para mí fuente de fecundidad y entrega. Como diría el maestro Saer, son diferentes contingencias.Ella espejaba las luces vacías, parecían de vidrio. Qué árido se me hace el día, reboto en el desierto plano...


Qué quiere ud.

El domingo por la tarde, en ese tiempo en el que me siento inválida y ya con la lectura me llevo a las patadas, llamo por teléfono a Teresita, mi comadre, que camina con la mano y con el tiempo ha ido perdiendo las dos piernas. La siento casi ahogada, qué te pasa , amor querido; no sé,  me contesta, con voz de polvo vencido, hace tres noches seguidas que sueño con Lalo y no puedo entender qué me pide; menos sabía yo cómo acercarle un consuelo. Las dos dábamos vueltas en una trilladora, a los tumbos por el campo agotado.Oremos, le susurré, y gracias por no dejarme afuera de tus sueños...chau, chau, te dejo y cortó.



martes, 18 de marzo de 2014

Sueño liminar

Este sueño camino de los calchaquíes, línea de piedra desesperada que recorre las montañas andinas, está al principio de todos mis sueños, de todas mis escuelas detenidas entre la noche y el amanecer, de todos los seres amados y por extrañar del olvido de tantos umbrales remotos, de tantos soles a medio dormir o despiertos a medias, de tantos paisajes de luz o en sombras, lugares recurrentes sin estaciones. Cada paraje, toldos multicolores con pañuelitos blancos grabados con el IGP en verde, rojo y amarillo. En cada lugar de roca grisácea devenían alumnos, alumnitos y su respectivo género femenino contando con su abundancia prolífica por estos lares, así luminarias destellantes, padres presentes, amigos ausentes, compañeros queridos o padecidos. Era algo así como la escuela cósmica...

miércoles, 12 de marzo de 2014

Aulas vacías

Daba a unas inmensas aulas limpias, pero sin bancos ni sillas, tampoco pizarrones o escritorio, solo armarios que ocupaban una pared guardando cosas olvidadas, algún buzo verde, un cuaderno de comunicados, cartuchera doble piso con Robocop luminoso, lápices despuntados, pinceles con cuatro pelos, alguna témpera ya casi seca, las emblemáticas tizas blancas y pocas de colores. Las ventanas con vidrios esmerilados, altas y a la calle, una puerta única comunicando a todas con un pasillo donde se escuchaban las voces de las porteras comentando las noticias de la tele mientras fregaban como animales. Buscaba un baño para ducharme, había varios, limpios, impecables, uno terminaba en una escalera caracol que bajaba a la entrada del colegio, ahí estaban sentadas unas madres esperando para pagar las cuotas. Prendidas a las paredes de los baños, cerca de los techos dormitaban unos animalejos peludos parecidos a las mancuspias cortazarianas... Busqué mis ropas, después de sacarme seis o siete prendas de arriba (pulóver, remera, musculosa, camiseta ...), al ir por el jabón, me topo con el representante legal vestido de pintor retirado
 que musita, no se preocupe, estoy revisando los pasamanos.


La inclemencia empuja

En paz estaba en la penumbra del gimnasio oceánico acostada en el suelo sobre una lona roja, junto a un niñito menudo y de ojos abiertos envuelto en varias colchitas ya medio húmedas. Adelante y atrás nuestro había largas filas con innumerables colchones, bolsas de dormir, esterillas con alumnos y alumnas que por fin se habían dormido.Cerca, a unos metros tendidos, escuchaba las voces queridas de Marcos y Pedro, los preceptores, que vigilantes y atentos comentaban sobre las paritarias docentes y con aires de adhesión al paro. Afuera solo escombros y polvo. La escuela en pie de corazón que no cesa de sangrar. Penetraban algunos destellos de los incendios callejeros.


martes, 4 de marzo de 2014

Un primer día de clases de cien años


En el patio descubierto formábamos, de a dos baldosas, casi en penumbras, entre compañeras, todas casi niñas estrenábamos nuestro primer día de colegio, con mis tripitas acalambradas, de tanto tragar saliva, con el viaje en un colectivo fantasmagórico y lleno de polvo y el beso de mamá que me había acompañado a cruzar la ruta 8.
Sin cansancio, dispuesta a conquistar otra ciudad. Así esta escuela da a otra escuela. Nada terminó, solo fluyó hasta hoy, el siglo no desemboca en parte alguna. De los laberintos se sale por arriba, me digo con Marechal, perdida me hallo en estos caminos embrollados. Quizás necesite un mirador luminoso para moler esta piedra y así disolver estas ruinas .Necesito un mar de infinitos confines.
El pecho transido en cada abrazo buscado, sin tiempo ni final...con la pollera gris de sarga tableada, 15 cm. debajo de la rodilla medida con regla, blazer al tono igual que la boina que vivía doblada en el bolsillo, medias de muselina (recién descubiertas por mí), zapatos negros acordonados, camisa blanca, con moñito sin penas azul. Todo comprado en Gatichaves, menos los zapatos y las medias.
Un 28 de febrero de 2014, el día se inundó con el recuerdo transparente de las Hermanas de la Compasión de María de San Miguel. En su colegio mi hermana y yo hicimos, parte de la primaria y secundaria, ella, secundaria, yo. Fuimos segunda promoción de Maestras Normales Nacionales.

Horizontal roto

...Los alumnos al llegar a la puerta sin nombre se detuvieron a esperarme,a modo de saludo les decía, no nos cansemos de aprender esta cosa de la convivencia... En horizontal salíamos a la luz, a cielo abierto, a un paisaje de canchas y escolares de uniformes de gimnasia jugando con seriedad y gracia pueril, criaturas vivas, una corona cósmica. Como pompas de jabón que estallan, pasaba a la sala de profesores, el bestiario catedrático. Rostros de jugadores de poker, algunos, otros con la mueca de que esto no salga de aquí, lo que hablamos. Me sentaba en un rincón a esperar el toque del timbre para abandonar esta zoología lírica. En el vano de la puerta se recorta la figura del preceptor Juan, el sargento Rossi, según los chicos, diciendo, venga, Gladys, la presentaré al curso, una extraña de mi propia casa, asombro, ese sentimiento de perplejidad no me abandona. Luego bajábamos al salón de actos. Había comenzado algo, parecía una escena teatral. Poco veía, tropezaba con los desniveles del piso, eran cuerpos en butacas oscuras, cada uno en su lugar, en silencio y sin mascar chicle...cómo habrán logrado esta disciplina sin sangre ni voces. Al terminar la obra, los estudiantes aplaudieron de espaldas al escenario. Con la luz distinguí que púas afloraban de los respaldos indiferentes...huí por una puerta que daba a un pasillo y este pasillo a otro pasillo desierto en la noche, solo Mónica y yo conversábamos sobre lo poco que cumplían con la tarea, de improviso se tira por una ventana, la veo tendida sobre el pasto húmedo, me recuesto a su lado mientras ella murmura la escuela es la escuela en un espacio hondo y liso.
Sueño con los ojos abiertos. Mi cuerpo no es estable ni seguro. No cuento ni dispongo de él  de antemano. no hallo reparo.Todo se esfuma, lo antiguo se vuelve raíz. Ella viene para estar con nosotros, como antes, cada cosa en su lugar,transcurrimos la tarde juntas. Sopla un aire de felicidad familiar.Aunque el sol de mañana no traiga nada nuevo,  necesito que vengas para que sea domingo.



lunes, 3 de marzo de 2014

Continuo

En el sueño aparecía la escuela arcaica, la de Marcos, la de Pedro y los chicos de la primera promoción de hace un cuarto encendido de siglo. Se respiraba un aire fresco y de libertad sin nombre, preparábamos una jornada con padres, cada una trabajábamos en un aula, serían los lugares de la muestra socio-comunitaria. En una, cegada por la luz, estaba Verónica, armando con buen gusto la sala de dulces y confituras italianas. Las chicas, primorosas, con delantales negros a lunares diminutos; en otra aula, Mónica con los varones memoriosos preparaban jugos, ensaladas de frutas locas y tiernas y jugos tropicales sin lamentos por muerte de amor, ni corazones partíos, venga, Gladys, pruebe y sin alcohol, qué ricos, qué entregados, me decía mientras los salvajes me miraban con afecto...Después me llamaban al patio de tierra arbolado, donde en un agujero una alumna se frotaba las piernas, temblaba y se frotaba contra las paredes del pozo.Con el corazón encogido la abrazaba, respirá hondo, tranquila, ya te sacamos. Con mi pollera la limpiamos. Con tiras de las remeras hicimos  vendas y la pusimos de pie justo cuando llegaba el preceptor diciendo la hora terminó, hay que volver a las aulas. Sin tiempo de protestas encararon para los cursos. Yo me limpiaba la tierra de los brazos y me lavaba los pies. Había perdido los zapatos en el camino.